miércoles, 16 de agosto de 2017

Las entrañas de Bolivia (Potosí-Sucre-La Paz)

La ciudad que en su día fue la más rica del mundo, por el hallazgo de "los descubridores" de sus minas de plata (hecho a raíz del cuál nace la expresión "vale un Potosí"), nos daba la bienvenida celebrando la noche previa al 6 de agosto, Día de la Independencia Boliviana.

Teníamos pocas expectativas, pues le seguiría Sucre (de la que sí que nos habían hablado bien) y nos sorprendió el encanto colonial que mantiene su centro.

La marcha festiva colapsaba la Plaza 25 de Mayo repleta de gente curiosa, cholitas, vendedores y los ecos del locutor dando paso a las diferentes asociaciones y alabando las proezas históricas de la ciudad.

Dicen que merecen la pena sus museos, pero no tuvimos oportunidad de entrar en ellos pues estaban todos cerrados por festivo. De todas formas es agradable pasear por el centro con el Cerro Rico omnipresente casi desde cada rincón.

Al día siguiente nos adentramos en la mina. Empezaron vistiéndonos de mineros, yendo en furgoneta con toda la vestimenta encima y mascando coca para ponernos en situación. Nuestros guías serían un ex-minero y una ex-minera, aunque ella nos explicó que al ser mujer no pudo trabajar dentro de la mina; cuando le preguntamos por qué, justificó que en la mina uno se adentra en la Pachamama y esta se pondría celosa si hubiese dentro más mujeres además de ella.

Empezamos haciendo una ofrenda al Tío: primero le engalanan de hojas de coca, luego le encienden un cigarro, y seguidamente le rocían por diferentes partes del cuerpo con alcohol 96º potable; lo que sobra, para adentro, chute para trabajar. El Tío es una estatua del Diablo que preside la entrada de la mina; y es que los mineros son cristianos pero aquí deben olvidar su religión, pues como dicen, Dios protege sobre la Tierra, pero bajo ella manda el Tío. Tiene gracia el porqué del nombre, y es que en quechua no existe el sonido "d", por lo que "Dios" se convirtió en "tios" y de ahí a "Tío".

Pudimos comprobar de primera mano las penosas condiciones en las que trabajan: expuestos continuamente al polvo y a las posibles explosiones espontáneas de gases; sentimos el contraste de temperaturas conforme nos adentrábamos y el temblor de miedo de la tierra tras las explosiones de dinamita. Lo grave es que esas condiciones no están del todo recompensadas, pues solo ganan cuando extraen sufuciente material; pero aquí no existe planificación alguna: dividen la montaña en parcelas y cada minero se centra en la suya; cuando encuentran la vena de un mineral, van picando siguiendo el rumbo que esta marca hasta explotarlo lo suficiente, por lo que como dicen ellos, el interior del Cerro Rico es un queso lleno de agujeros. Ojalá que antes de que llegue el momento del derrumbe, el gobierno decida tomar las medidas oportunas. 

El siguiente destino fue la ciudad blanca boliviana: Sucre, nombrada así en honor a su primer presidente constitucional (Antonio José de Sucre), al igual que el país se lo debe a su primer presidente honorífico, el libertador Bolívar. Este Estado empezó llamándose República Bolivariana hasta que alguien planteó: si Colón dio nombre a Colombia, por qué no de Bolívar, Bolivia.

Aquí nació el país un 6 de agosto cuando se independizó de Perú, por lo que además de sus edificios blancos que recuerdan a los pueblos encalados de España, toca empaparse de museos y de historia boliviana.

Conforme visitábamos museos, los nombres de las calles por las que paseábamos comenzaban a tener rostro, una historia, empezaban a enmarcarse en un tiempo concreto y a adquirir un peso específico.

Quizás el museo en el que más aprendimos fue La Casa de la Libertad desde donde se firmó la independencia. Aquí supimos de la pérdida de Antofagasta (zona costera importante que hoy es parte de Chile) en la Guerra del Pacífico un día de carnaval, de ahí que los chilenos se burlasen "mientras Bolivia danza, Chile avanza". Esa es la razón por la que su escudo tiene hoy día diez estrellas: nueve destinadas una a cada departamento del país, y una extra por la esperanza de recuperar el territorio usurpado por Chile.

También supimos del significado de los colores de su bandera: rojo por la sangre de los caídos, amarillo por su riqueza mineral y verde por su riqueza natural.

Seguimos la visita con un paseo por el mercado, el más sugerente que hemos visto hasta ahora por lo grande que es y lo ordenado que está por secciones: frutas, verduras, zumos, restaurantes, especias, productos de limpieza y hasta una sección especial para las tartas. Terminamos el día con el atardecer desde el mirador de la Recoleta.

De vuelta a La Paz, desde donde había que planear los últimos días en Bolivia, nos acercamos hasta el Valle de la Luna. Esta zona debe su nombre a las erosiones provocadas en la tierra arcillosa, produciéndose así un paisaje extravagante y curioso de torreones que recuerdan a los castillos de arena que formábamos en la playa de pequeños dejando resbalar el barro por nuestros puños cerrados, para observar las figuras que resultaban de dejar unos trozos sobre otros.

Tras visitar las entrañas de la tierra boliviana en Potosí y las de su historia en Sucre y haber realizado  la misión lunar en La Paz, sólo quedaba reponer fuerzas para los cuatro últimos días en tierras bolivianas.

4 comentarios:

  1. Uf....q agobio la entrada a la mina!!! Vosotros dos super guapos vestidos de lo q sea. Besos.

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  2. Estamos vestidos de mineros, como los enanos de Blancanieves o Antonio Molina 😂😂😂

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  3. Ya en casa, y con wifi, me he leído de corrido todas las entradas de Asia y de Sudamérica. En La Palma las leía mamá con su móvil y si mirábamos ambos las fotos, a veces se perdía la página. Están muy bien escritas las entradas de ambos. Como dice mamá, deberíais participar en algún concurso sobre relatos de viajes.
    A ver si conseguís que los guías os informen bien de los horarios y no tengáis que esperar tanto. Besos a los dos. Cuidaos Bien, nada de baños en aguas amazónicas, ni de otro tipo. Están infestadas de vida micro y microscópica que os puede dañar.

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  4. Lo de esperar es un obstáculo insalvable. Aquí el tiempo y la puntualidad son muy relativos... lo de los baños... ya es tarde, pero estamos sanos y salvos. Nos seguimos cuidando. 😘😘😘

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