lunes, 8 de agosto de 2011

A contratiempo (Flagstaff-Gran Cañón)


Llegó la mañana a Flagstaff  y salimos rumbo a la parte Oeste del Gran Cañón. Por el camino nos desviamos un poco para poder ir sobre el asfalto de la Carretera del Oeste por excelencia: la Route 66. Hicimos tres paradas en unos pueblecitos que viven casi exclusivamente del turismo que les trae esta ruta. Tiendas de souvenirs, señales de “Historic Route 66” y moteros que probablemente ya nacieron con sus bigotes, sus gafas de sol y sus chaquetas de cuero, inundan y dan vida a estos pueblos alejados de los ruidos de las grandes ciudades. Aquí solo manda la carretera, los viajeros que riegan estas tierras baldías y el tren que pasa con su grito alegre, puntual y periódicamente.

La primera parada fue en Williams, donde el destino nos volvería a traer… pero eso va más adelante.
La segunda fue en Seligman, donde comimos en un bar que llevaba todo un personaje de la ruta, según las guías. El dueño había decorado su restaurante con todo tipo de bromas. Desde los coches disfrazados de personajes de la película Cars, menús que anuncian Cheese burguers with cheese (Hamburguesas de queso con queso) hasta cuartos de baño provistos de televisión y teléfono. El local entero es todo un chiste que atrae a viajeros cansados y hambrientos y a otros que paran únicamente para echarse unas fotos de recuerdo.

Con nuestra hamburguesa (sin plomo) en el cuerpo, salimos hacia el Skywalk parando primero en una gasolinera antigua reconvertida en negocio de carretera, cerca de Hackberry. Aquí, muchos pueblos se han convertido en auténticos museos de los 50. Cuando pasas, parece que estés en una de esas viejas películas en las que al acercarte a la gasolinera perdida, suenan solo el viento y una canción de rock de época en la radio…

El caso es que llegamos al Skywalk; un cristal que han instalado los indios en la parte del Gran Cañón que pertenece a su reserva, para que quien pague la entrada pueda ‘caminar sobre el abismo‘. La entrada costaba en total unos 75 dólares por cabeza, pues llegar allí solo era accesible con un autobús que también debías de pagar… Decidimos que por hoy teníamos suficiente y que no podemos ver ni hacer todo en un viaje, así que volvimos en dirección hacia Flagstaff para disfrutar de la parte Este del Cañón (mucho mas aceptable a nuestro presupuesto). La carretera de vuelta, si así se le puede llamar a la pista forestal por la que nuestro Dodge intentaba conducir sin resbalar, nos jugó una mala pasada y la pantalla nos indicó que las ruedas habían perdido presión.

Llegamos a una gasolinera en la que nos fue de gran ayuda el dependiente (muy majo) pues trabajaba también de mecánico.
El viaje siempre depara este tipo de casualidades que te sacan de un apuro…
Y cuando hinchamos las ruedas, descubrimos que una de ellas estaba pinchada. Así que, a 30 millas del lugar donde pasaríamos la noche (Williams, de nuevo), nos pusimos manos a la obra a cambiar la rueda. Nos costó descubrir que la llave inglesa estaba encajada en el gato; pero oye, de todo se aprende…
Cambiamos nuestra rueda pinchada por una de repuesto y condujimos hasta el pueblo de los souvenirs, en el que descansamos en un motel llamado, como no, Route 66 Inn.


Hoy el día ha sido corto: Parada obligatoria en un mecánico para conseguir una nueva rueda, y viaje de apenas hora y media para llegar al Gran Cañón. El destino nos ha cuidado; pues hemos encontrado la última plaza que quedaba libre para acampar dentro del parque. Lo de hoy ha sido solo una degustación, pues mañana será cuando de verdad veamos el Cañón. Pero la verdad es que es increíble… Por el momento, nos vamos a descansar que mañana será un día largo, caluroso e intenso.

2 comentarios:

  1. Hola a los dos. Me alegro mucho de que Techi y Enrique me hayan puesto al día de este blog. Me parece genial!!!!!! Tengo los dientes largos!!!! Y también tengo en qué entrenerme para leer este verano. Mejor que Ken Follet, Stieg Larsson y Henning Mankell juntos!!!!! Ánimo y a seguir escribiendo. Me ha encantado la experiencia en Roswell. Un abrazo MUY GRANDE desde La Palma!!!! José.

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  2. Nos alegramos de que nos sigas! Gracias a mamá tenemos a toda la familia al corriente. Es como estar en una comida en La Finca! Jajajaja! Un abrazo muy grande!

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