martes, 23 de agosto de 2011

Conspiraciones de hombrecillos verdes y clorofílicos colosos (Extraterrestrial Highway - Sequoya NP )


Nevada se iba alejando conforme dejamos atrás Las Vegas, y nuestro último destino antes de entrar en California era la Autopista Extraterrestre.

Sí, este es su verdadero nombre, estamos en América! Que por qué se llama así? Pues porque es la que cruza muy cerca del ‘Área 51’ (un área militar), donde los melancólicos de Los Pistoleros Solitarios (de Expediente X) creen que el gobierno americano esconde y experimenta con pruebas de vida extraterrestre. Decididos a seguir el “via crucis” de los x-filos, dejamos que nuestro Dodge pisara la carretera ‘extranjera’, pasaporte y cámara en mano por si los de arriba se decidían a abducirnos.

Paramos en un café-motel (decorado como toca en esta zona) que sirvió de escenario en la película “Paul”. Nos tomamos un café y se nos ocurrió preguntar al dueño si por casualidad conocía la forma de llegar a la puerta del “Área 51”. Antes de que acabásemos la pregunta, como alegre de encontrar aliados, el hombre nos puso en las manos un mapa hecho a mano de la zona y nos señaló las puertas de acceso.

Así que allí fuimos, para encontrar, desilusionados, que los militares han decidido no colgar el cartel indicativo del Área. Tuvimos que conformarnos con llegar al limite que marca la entrada, donde unos policías (no nos extrañaría que entre ellos estuviese El Fumador) la vigilaban desde un coche “de incógnito” y hacer una foto ‘de extranjis’.

Por la noche llegamos a California, el estado de la esperanza americana, donde desembocaban los viajes en busca de una vida mejor, tras la Gran Depresión y donde siguen llegando, los que “huyen” del este. Tal debe de ser para algunos el desenfreno que supone llegar hasta aquí, que el pobre cartel que marca el limite de estados nos recibió acribillado… Los vaqueros deben de andar cerca…

El día siguiente se trastocó un poco, al tener que planear (de repente) ir a Fresno por la tarde para resolver papeleo del alquiler del coche.

Por la mañana visitamos Yosemite. Un parque nacional enorme con unas vistas increíbles, pero que hubiéramos disfrutado mejor de haber tenido tiempo para hacer alguna excursioncilla por aquí. Todo no puede ser… La entrada al parque estaba rodeada de los típicos lagos de las películas americanas, atestados de barcas con gente pescando con su gorrito de rigor; y las paredes de los picos estaban ‘decoradas’ con escaladores que decidían colgarse como bolas en un Árbol de Navidad.

Llegamos a Fresno y el hombre que nos atendió, decidió que tendríamos que resolverlo al día siguiente, pues él no sabía hacer el papeleo (ni por lo visto le apetecía) y nos dijo que nadie estaba disponible en ese momento. Con los imprevistos, la noche se nos cayó tan rápido que decidimos dormir en nuestro coche aparcados en una gasolinera.

A la mañana siguiente tras seguir teniendo problemas con el papeleo (esta vez atendidos por una mujer majísima), llamamos a casa (menos mal que tenemos una familia detrás! Gracias!) y medio resolvimos el tema antes de salir hacia el Sequoia National Park.

En este parque, se encuentran dos de las secuoyas gigantes más grandes del planeta. Las secuoyas son árboles milenarios que alcanzan (si las condiciones lo permiten) alturas de hasta 80 metros. La más grande que había aquí era el General Sherman.

El volumen de este árbol es tal, que dicen que si llenasen su tronco de agua, una persona podría darse un baño diario durante 27 años!!! Increíble… Los troncos de algunos de estos árboles, debido a su tamaño, se reutilizan cuando caen al suelo como cabañas o incluso como pequeños túneles! Una pasada…

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