La cosa hoy va de vinos, porque para los que no lo sepan en Australia también se hace buen vino y en el estado de South Australia hay dos valles conocidos internacionalmente: Barossa Vale y McLaren Vale. Ambos cerca de la ciudad de Adelaide.
Salimos de Mildura a una hora prudente con la idea de llegar a Adelaide dando una vuelta más grande para recorrer una carretera que parecía merecer la pena. Cosas del destino, yendo de camino, vimos por algún lado que había un Riesling Trail. Para quien no lo sepa, la Riesling es una variedad de uva y asumimos que sería un camino rodeado de bodegas. Como íbamos bien de tiempo, decidimos investigar un poco y acabamos en Clare Vale. Región vinícola bastante conocida en Australia aunque menos popular que las anteriormente mencionadas.
Una vez en la población de Clare, un hombre se acercó a nosotros y nos aconsejó que fuéramos al centro de información a por un mapa. De paso nos indicó un par de bodegas buenas. Conseguido el mapa, la campervan sedienta de vino, echó a rodar por los caminos adornados por viñedos a ambos lados de la carretera.La primera parada fue en la bodega favorita del hombre que
nos acababa de aconsejar: Sussex Squire; una bodega pequeñita y familiar pero
con muy buenas críticas. Nos recibió el enólogo y cuando le dijimos que
queríamos hacer una visita o una cata, sacó una hoja como si fuera el menú de
un restaurante y nos pidió que le dijéramos qué vinos queríamos probar. Las
proporciones que servían eran muy pequeñas y como además compartíamos copa, no
había peligro de acabar intoxicado y no poder conducir. Además, como tenemos
entrenamiento, las irrisorias cantidades, eran suficiente para permitirnos
catar en condiciones y hacernos una idea de los vinos. El enólogo nos iba
preguntando y contando cosas de los vinos y cuando le dijimos que queríamos
comprar una botella pero que no sabíamos cuál, nos puso uno fuera de carta para
probar. La verdad es que tenía el “savoir faire” y todo lo que probamos estaba
rico. Por 10 dólares australianos (Unos 7 euros al cambio), probamos unos 5
vinos diferentes. Nos aconsejó que dedicáramos tiempo a Clare Vale porque en
McLaren o Barossa no serían tan cercanos. Aunque es cierto que parece que en
Clare Vale las bodegas son más familiares, el tiempo demostraría que la
cercanía de las bodegas, parece ser algo inherente al vino.
Aclarado el día siguiente, nos fuimos hacia Barossa Vale y conforme
nos acercábamos, el sol comenzó a bañar las viñas con sus rayos. Aquí es otoño
y las viñas estaban vestidas de rojos, marrones y verdes en un collage de
colores digno de cuadro. Esas plantas multicolor, son las responsables de crear
una de las bebidas más antiguas y veneradas de la historia de la humanidad: el
vino.
Una de las muchas cosas bonitas del vino es que te ayuda a
hacer mindfulness. Cuando se cata, se ponen los cinco sentidos en detectar
aromas, texturas y sensaciones. Para ello es necesario estar concentrado en el
proceso de cata e inevitablemente te ancla el presente.
Entre vino y vino, nos pregunta por nosotros, nos comenta
del vino que ha servido y de cómo se ha conseguido que sepa como sabe. Decidimos
pagar el extra y probar el Grange: el buque insignia de la bodega. Un vinazo que
roza los 1000 euros por botella. Ni qué decir tiene que nosotros no pagamos ese
precio, ni siquiera un 5%. Tras nuestro momento de gloria, columpiándonos en el
momento presente, Vicky nos dio consejos de bodegas que valían la pena tanto en
Barossa como en McLaren. La siguiente visita que nos proponía era la bodega en
la que trabaja su marido Andy.
- ¿Pensáis que yo habló mucho? Ya veréis si conocéis a Andy
- dijo Vicky. Qué razón tenía.
Andy nos va sirviendo los vinos mientras nos habla de sus
características y lo entremezcla con su historia con Vicky o su viaje de
novios. Todos los vinos son espectaculares. Tienen un perfil más moderno que
busca la fruta sobre la presencia de la madera.
Dándole las gracias, decidimos cerrar el día de catas y nos dirigimos hacia Cape Jervis, el extremo más occidental de la península de Fleurieu. Aunque las cantidades servidas en las catas son mínimas, preferíamos disfrutar tranquilamente con la Campervan aparcada así que hicimos una última parada para comprar en otra de las
bodegas recomendadas por Vicky y dejamos que el sol acariciara las viñas de
Barossa, antes de irse a dormir. Las viñas, culpables de producir la pócima que
consigue parar el tiempo en el aquí,
y
AHORA
Guau...tengo resaca de probar tantos vinos, aunque sea poca la cantidad, yo con poco vino tengo más q suficiente.
ResponderEliminarEstaba claro q si habían viñas y hacían vimos...íbamos a verlas...jaja.
Disfrutar mucho. Un súper abrazo.
Feliz sábado santo.
......Si el vino viene, viene la vida, vengo a tu viña tierra querida......
ResponderEliminarSin pretender ser tan experto en vino, lo que es cierto es que todos los vinos (Buenos), cuando pasan por el paladar
Te trasladan a otros lugares más o menos lejanos.
Bonita experiencia, tanta cata junta,
A ver si vais preparando la próximo cata "Viosca".
Disfrutar para compartir.
Besos.