domingo, 28 de agosto de 2022

Puntos suspensivos... (Península Snaefellsnes-Reykholt-Hraunfossar-Reykjavík-Barcelona)

Los últimos cuatro días, los elementos decidieron mostrar su lado más salvaje. Empezamos el día en el cráter del Saxhóll. Un vendaval violento dificultaba la subida. Peldaño, a peldaño, el viento, entorpecía, cada paso. Levantar los pies del suelo parecía un riesgo y cada pierna que subía un escalón era desestabilizada y obligada a retomar suelo rápidamente aunque fuera con torpeza. Tanto era así, que una chica bajaba a cuatro patas bocarriba tratando de pegar todo su cuerpo a los escalones cual oruga. La sonrisa ante la imagen fue vengada a la vuelta, cuando descendía sintiendo que mi cuerpo y el suelo creaban 45 grados y me preparaban para practicar wingfly.

Por ahora solo chispeaba, y ya resguardados por la camper que nos llevaba hasta Djúpalónssandur, el tiempo nos obsequió con un arcoíris completo. Pero la ilusión de calma creada por el fenómeno óptico pronto se rompió y el parabrisas comenzó a trabajar sin descanso como Chaplin en Tiempos Modernos, hasta que dejó de dar abasto.

Una cortina de agua como la de las exageradas lluvias de las películas que caen en ráfagas intermitentes empapaba el camino de piedras que lleva a Djúpalónssandur. Las escamas negras del camino parecían custodiadas por las placas de un Estegosaurio. El escenario de Juego de Tronos continuaba hasta la playa, donde la cortina de agua impedía ver de lejos las formaciones rocosas (o troles petrificados) que costean la orilla.

La lluvia nos siguió hasta los acantilados de Arnarstapi donde las olas rompían con fuerza modelando con tesón las torres de basalto. El aguacero era tan persistente que paramos a comer para ver si se calmaba. En la puerta de los baños del bar (lugares donde se registran más verdades de las admitidas) un mensaje rezaba el "juramento islandés": I will be prepared for all weathers, all possibilities and all adventures.

Así que seguimos con los ánimos renovados. El temporal amainó y nos permitió despojarnos del chubasquero para visitar la Búðakirkja y la Ytri Tunga, un buen lugar desde donde contemplar la imperturbable pachorra de las focas. Desde esta playa es fácil ver de cerca a la foca común y a la foca gris, que descansan despanzurradas sin pudor, ajenas a la curiosidad de los presentes; interrumpiendo su duermevela exclusivamente para cotillear con desgana o recolocar su cuerpo a base de pesados y esforzados saltos.

Antes de buscar un camping cercano para cerrar el día, hicimos una visita breve a la ciudad de Borgarnes, donde retomamos la carretera de la Ring Road.

Al día siguiente visitamos en Reykholt la que se considera la fuente termal más antigua utilizada por humanos en Islandia (desde el siglo XII): la piscina de Snorri Sturluson o Snorralaug. Desgraciadamente, hoy hay que contentarse con tomar la temperatura con los dedos, ya que el baño, que permitiría sentirse un pequeño habitante de la Comarca, está prohibido.

La última parada del día era también la última cascada que visitaríamos en nuestro viaje.

La Hraunfossar desciende sobre bloques de roca volcánica regando un río gris turquesa. El mirador concede una vista panorámica en picado de las barbas de agua que nacen de la tierra para incorporarse al río Hvitá, alimentado a su vez por la menos ostentosa Barnafoss.

Hacía unos días el volcán Fagradalsfjall había comenzado a escupir lava, sumándose inevitablemente a la lista de "lugares que visitar antes de volver a España". Con el paso del tiempo, la información oficial nos iba dando alas para acercarnos: existía el sendero para ver el espectáculo con relativa seguridad y en una web iban actualizando si había o no peligro de intoxicación por gases; por lo que nos decidimos a bajar hasta Grindavík, convirtiéndola en base de operaciones. Sin embargo, la promesa de fuego quedó apagada por la lluvia y la niebla que desaconsejaban la visita al volcán, y los senderos quedaron cerrados durante los días siguientes para nuestra decepción.

El viaje llegaba a su fin, dispuesto siempre a seguir sorprendiendo... Cuando nos encontrábamos en la cola del restaurante donde comeríamos en Reykjavík, una voz preguntó a nuestras espaldas: "¿Sois los chicos que nos ayudaron en la gasolinera perdida?" Coincidíamos de nuevo con los españoles que nos encontramos buscando, como nosotros, la manera de poner gasolina; y parece que habían decidido repostar sus estómagos en el mismo lugar y coger el mismo vuelo de vuelta a casa.

Nuestra última visita, antes de pasear de nuevo por la plaza donde está la Hallgrímskirkja, fue a la escultura Sun Voyager. Sus grises metálicos y luminosos encajan a la perfección con el escenario. Este escalopéndrico barco futurista con las patas bien aferradas a tierra mira al horizonte, esperando zarpar a un nuevo destino, pendiente como los puntos suspensivos...

...............................................................................................................................

"Last call for passengers..." La última carrera que nos pegábamos por el aeropuerto (esta a pie) estaba totalmente fuera de lugar. Seamos honestos. Soy consciente de que la fama que me precede manchará la veracidad del relato que sigue, pero nadie puede poner en duda la puntualidad de Violeta.

Llevábamos tres horas en el aeropuerto y Lara no nos había retrasado, pero por lo visto habían decidido tener a todos los pasajeros a bordo antes de la hora en que comenzaba el embarque según lo acordado. Así que, cuando miramos la pantalla para descubrir a qué puerta de embarque nos teníamos que dirigir, el texto que la acompañaba era ya un closing. Escuchando interrumpidamente el torpe mensaje de megafonía ("...and Enwricue...") y celebrando la ausencia de cintas transportadoras en el aeropuerto ("...please proceed urgently to gate number... ") corrimos con Lara en brazos hasta la caprichosa puerta, a tiempo de evitar el inminente y temido cierre.

Sobrevolando ya la isla, la altura fue inmisericorde negándonos las vistas del volcán, a pesar de nuestras perennes aspiraciones por encontrarlo. Quizás ya se escondía bajo las nubes o quizás se oculta tras la línea de puntos suspensivos de una futura aventura que nos acercará a la lava en otra oportunidad...

Por el momento, nos quedamos con la vuelta, con la renovada sed de viaje y el recuperado mono por seguir conociendo los recovecos de este apasionante planeta. Como canta Vetusta Morla, nos quedamos con la promesa de un continuará...

(7-8-9-10 agosto)

1 comentario:

  1. Jaja..me parto con lo de la no puntualidad tuya....y por supuesto q no dudo de la de Violeta y q por fsts vez..al estar Lara..no podíais perder el avión.
    Y lo de ver el volcán.. pues otra vez será..q los gases q emiten para lara...mejor no correr riesgos..
    Muy chulo vuestro viaje..y clsro q continuará.. siempre digo q graciss a mis sobrinos Pablo y Enrique conozco,por narices geografía. ahora tengo q hacerme con un plano de texas y así saber y ubicar donde está Austin. Y no asustarme por cualquier cosa q pase...según este cerca o no de donde estan Pablo y Bea.
    Besos a los tres.

    ResponderEliminar