domingo, 31 de julio de 2022

Destellos naturales (Hella-Vík)


Los paisajes de postal se suceden al volante, acompañados por los acordes contemplativos y oníricos de Sigur Rós, cuando aparece a nuestra izquierda la Seljalandsfoss; un salto de agua de 60 metros que riega el verde que la envuelve, y cubre con su cortina vertical la cueva que la recoge. Seljalandsfoss mantiene su boca abierta para dejarse explorar; de modo que uno pueda pasearse por su deslizante dentadura para rodear 360 grados su lengua de agua. Resguardados bajo el paladar, recibíamos su aliento pulverizado que cambiaba de dirección al son del viento. Empapados de arriba a abajo, pero con una sonrisa tonta en la cara, nos dirigimos a la cascada vecina creyendo que ya habíamos visto lo mejor.

Si Seljalandsfoss exhibía sus 60 metros desvergonzada con la lengua fuera, Gljúfrafoss esconde sus 40 metros para revalorizar sus medidas y dejar claro que el tamaño no importa cuando se sabe engalanar. Gljúfrafoss se asegura de que uno tenga que bajar la mirada para prestar atención a las piedras que pisa y evitar caer al río que hay que cruzar hasta llegar a ella; así consigue impactar con la escena que despliega, cual pavo real. Conforme uno alza la mirada, se encuentra con un rincón espiritual: una cascada que se lanza dividida, por altas paredes cubiertas de musgo que se abren a un cielo que baña de luz y sombras una enorme piedra que hace de altar cubierto de focos naturales.

Salimos más chopados aún si cabe y con una sonrisa más amplia, pensando de nuevo que una tercera cascada no podría sorprendernos, pero nos esperaba Skógafoss, que juega sus cartas enseñándolas todas boca arriba: una cascada de 60 metros, de mucho mayor caudal y accesible a pie de orilla donde rompe la caída en rugido. Skógafoss es monumental. Unos escalones en la colina lateral llevan hasta el inicio del salto y marcan el comienzo de una ruta de senderismo que seguimos durante unos minutos río arriba.

Mientras comíamos en un merendero, con vistas al gigante de agua, volvía a asaltarnos la misma idea: "vista una, vistas todas. La siguiente catarata no nos sorprenderá ya..." Pero llegó Kvernufoss.

Y es que la belleza no está solo en el salto, sino en el paisaje que lo envuelve, en los detalles; Kvernufoss cae cubriendo una cueva que se encuentra recogida por un verde valle que conecta con épocas remotas de dragones y leyendas, caballeros, druidas, y otros seres mitológicos que bien podrían esconderse en estos parajes donde parece más plausible que la magia y la poesía, tan palpables aquí como los destellos de luz que se cuelan en la risa de Lara, puedan camuflarse en las tripas de la naturaleza.

Con la tarde ya empezada nos acercamos a los miradores de Dyrhólafjara, con la firme convicción de que el día ya nos había dado lo mejor. Cuando de repente, en lo alto del acantilado que sirve de mirador, un pájaro del tamaño de una paloma aterrizaba con sus coloridas patas y se plantaba ante nosotros mostrando su pico naranja incandescente. El frailecillo movía su inquieta cabeza continuamente, como posando brevemente para diferentes cámaras, sabiéndose el protagonista del momento.

Cerramos el día en Reynisfjara, una playa de arena negra famosa por las fotogénicas columnas de basalto que casi besan el agua del mar. Paseando hacia el este, dos dramáticos e incisivos promontorios preceden al horizonte. Cuenta la leyenda que son los restos de dos troles petrificados por la luz del día, a los que esta sorprendió mientras trataban de llevarse un barco a tierra. ¿Serán verdaderamente troles? Quién sabe... En estos parajes, cualquier literatura presuntamente fantástica bien podría ser una fiel descripción de las maravillas naturales que despliega Islandia.

(24 julio)

6 comentarios:

  1. Seguro eran trotes o el duende del zapato q te encontró después de muchos años esperándolo..jeje.
    Precioso todo..ver el verde, las cascadas, imaginar el ruido y el fresco/ frío q hará ....una delicia.
    Un.abrazo a los tres y más a la peque.

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    1. Estoy convencido de que el duende del zapato era islandés. Por eso no me entendía 😄

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  2. Jo, que xulo. En cada foto se van los ojos buscando el trol escondido en el paisaje, disfrutad de la naturaleza, del fresco y de la experiencia. Lástima que Lara sea pequeña para comprender todo lo que ve, pero ya que vuelva ella de mayor.
    Gracias por compartir la experiencia.besos

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    1. Gracias a vosotros por seguirnos incondicionalmente. Lara tiene el blog para saber qué pasaba mientras dormía 😂

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  3. Vaya chute de energía con esos paisajes. Disfrutad mucho!! Lidia

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    1. Lidia!! Qué guay que nos sigas, compi!!! Espero que refresque un poquito el calor que tenéis. Un besazo! 😘

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