jueves, 28 de julio de 2011

Luces de neón (St. Luois-Tupelo)

El enorme arco de Saint Louis nos dijo hola y adiós; pues al llegar a la ciudad (sobre las 11 de la noche), el hostal en el que queríamos dejarnos caer, estaba cerrado a cal y canto. “Check in hasta las 10 PM“, rezaba la puerta con las luces apagadas. Un poco resignados, decidimos que no nos gustaba el blues y que preferíamos encontrarnos con el rock y el country, así que nos dirigimos a la carretera para parar por algún sitio de camino a Nashville, dejando atrás la 66 (sólo por el momento).

Hasta la 1 de la mañana no conseguimos encontrar nada que se acoplara a nuestro presupuesto; al final, nos ayudó el conserje de uno de los hoteles en los que preguntamos; llamó a varios sitios y como no había nada, nos dejó usar su wifi para ver si encontrábamos algo nosotros con el portátil. A pesar de que no era su trabajo ‘salvarnos el culo‘ (pues no éramos clientes), se le veía preocupado por nuestra idea de dormir en el coche en un área de descanso. Después de buscar un rato sin éxito, le dijimos que no importaba, que íbamos a un área de descanso; entonces él (como habiéndolo dejado para la ultima opción) nos comentó que cerca de allí había un motel que no tenia muy buena fama pero que era barato y nos pidió que no durmiésemos en el coche. Nos frotamos las manos y lo convertimos en nuestro último objetivo del día. Obviamente, lo que nos encontramos era un motel estilo Norman Bates, pero el precio entraba dentro de nuestras posibilidades, así que no dudamos; aunque por si acaso era el motel de la película no nos atrevimos a ducharnos por la noche.
Por la mañana madrugamos y partimos hacia Nashville, por la “Great River Road” que cruza el grandioso Mississippi y le acompañamos en su recorrido durante unas cuantas millas. Pasamos por la ciudad que vio nacer al abuelete en el que se inspiró el personaje de Popeye.
Comimos pollo frito, en una barecito al lado de la carretera, acompañados por unos lugareños de la América profunda, de los de película.
Llegamos a Nashville sobre las 6 PM (record de llegada a una ciudad en nuestro road trip). Nada más dejar las cosas en el hostal, nos fuimos hacia el centro de la ciudad sedientos de country. Nashville no decepcionó y nos ofreció lo que esperábamos: una calle de bares de música country y bluegrass en directo, un tío tocando en la calle blandiendo su guitarra y tocando una pandereta con el pie, luces de neón por todos lados, que iluminaban la calle Broadway casi más que las farolas… Increíble. Cenamos de nuevo pollo frito (es típico de la zona), mientras escuchábamos a un grupo tocar una versión de “Ramblin’ man” muy chula.

Sobre las 10 visitamos el Tootsies, un bar legendario de la ciudad, donde tomamos una cerveza mientras un “country boy” nos deleitaba con su desparpajo tejano (por supuesto botas y sombrero incluidos).

Hoy nos hemos puesto camino de San Antonio, Texas, a donde planeamos llegar en 2 días. Hemos recorrido la “Natchez Parkway“, una carretera que une Nashville con la ciudad de Natchez, atravesando dos estados. Los ciervos han dejado de ser una anécdota, para convertirse en compañeros de ruta. Nos hemos cruzado con varios, que al escuchar el rugir del coche se alejaban asustados; unos más valientes que otros.

Pasada la tarde, hemos tenido que parar en medio de la carretera porque un grupo de pavos intentaba cruzar en fila al otro lado. Cuando nos han visto, han decidido que no era buena idea y se han vuelto hacia atrás.
Ahora que estamos en Tupelo, ciudad natal de Elvis Presley; habiendo cruzado la frontera de Tennessee, Alabama y Mississippi (donde nos encontramos actualmente), buscamos un camping para pasar la noche y poder continuar mañana con nuestro viaje.

1 comentario:

  1. Me encanta vuestro blog, entro todos los días. Veo que estáis disfrutando mucho y conociendo a gente muy maja por allí. No dejéis de tenernos informados :D

    ResponderEliminar